Capitulo II: “Oportunidad”
-Zorra
–Murmuro Alicia, una amiga de Ayame pasando a mi lado y golpeando mi hombro.
Decir que no estaba asustada sería una vil
mentira, mis pies temblaban, lo único que quería hacer era estar en casa y
desaparecer. Ser casi invisible como siempre había sido, ser “desconocida” para
el mundo…
-No será un
buen día –Dije dirigiéndome al baño. Pero mi camino se vio interferido por tres
chicas.
-¿Se puede
saber a dónde vas Yuki? –Pregunto una de ella que tenía pelo ondulado de color
castaño, recostándose en la puerta del baño de damas.
-Chicas
–Susurre, sin querer mi cuerpo comenzó a temblar.
-¿Estas
asustada? –Pregunto otra acercándose a mí –No deberías porque estarlo –Agrego
empujándome al baño.
-Cierra la
puerta, Akemi –Dijo la castaña. Estaba temblando sin poder evitarlo.
-Esto te
pasa por meterte con novios de otras, pequeña zorra –Dijo la chica de pelo
negro que me empujo al baño, tirándome al suelo y agarrándome el cabello.
El castigo divino del cielo había llegado a mí
nadie me salvaría de este infierno, un infierno que yo misma había creado. Sin
poder evitarlo me corazón se contrajo y las lágrimas no tardaron en salir.
-Oh vamos,
esto te lo buscaste tú –Dijo Akemi sacando unas tijeras de su bolso y
comenzando a cortar trozos de mi cabello. Un grito salió de mi boca, pero la
que me sostenía me golpeo sacando sangre de mi boca.
-¿P-Por
qué? –Susurre llorando en el suelo.
-Es la ley
de la vida, es solo para enseñarte que no eres nadie aquí, y que desde hoy tus
días de secundaria serán un infierno –Dijo la castaña riendo.
-Esto es
solo el inicio –Dijo la pelo negra derramando una botella de agua sobre mí.
-Vamos
chicas –Dijo Akemi saliendo del baño, luego de unos minutos las otras las
siguieron. Seguía en el suelo llorando.
Un sabor metálico salía de mi boca, el dolor en
mis brazos y piernas me hacían pensar que esto no había sido una pesadilla, era
la cruel verdad. Estaba en el infierno y no tenía ni la más mínima oportunidad
de escapar de este lugar. Unas ganas de desaparecer enorme me invadieron, si yo
muriera solo le haría un favor al mundo, lentamente comencé a levantarme, mi
cabello caía a trozos cada vez que daba un paso. Mi destino era la azotea del
edificio más alto del lugar
-Solo un
paso… -Murmure mirando hacia abajo, la distancia al caer seguramente me
mataría, mis lágrimas hacían borrosa mi vista, solo un paso y el infierno en él
cual había comenzado a vivir acabaría.
-¡Hey! ¿Qué
crees que haces? –Pregunto una voz a mis espaldas, algo cansada -¿Quieres
suicidarte? Sabes acabo de despertar y… -Dijo levantándose lentamente. Gire mi
cabeza para observar a quien me hablaba, me sorprendí al ver aquel joven que
salvo mi vida la otra noche, él también se sorprendió al verme herida -¿Qué te
ocurrió? –Pregunto serio.
-Y-Yo… solo…
y-yo… me caí –Susurre. Él era un desconocido, no tenía por qué involucrarlo
conmigo, si lo hacia el infierno también caería sobre él y no podía permitirlo,
la única culpable de lo que pasaba era yo.
-Eres un
poco torpe –Me dijo acercándose lentamente. Me altere un poco y retrocedí, él
se detuvo –No lo hagas –Dijo.
Mire al
vacío por el cual estaba dispuesta a caer y lo mire a él con una cara de
preocupación, me sorprendí por eso –Yo… realmente… n-no sé qué debo hacer –Dije
llorando.
-Ven
conmigo –Dijo extendiendo su mano.
Era como una brisa que aliviaba mi corazón,
podría ser que acaso Dios se apiado de mi alma y envió un ángel para que me
salvara…
-Yo…
-Susurre agarrando su mano. Cuando la tuvo firme tiro de mí y caímos al suelo,
yo sobre él. Aun lloraba, pero estaba un poco sonrojada por la extraña
posición.
-No se la
razón porque quieras hacerlo, pero solamente causaras daño a las personas que
te quieren –Hablo serio, como si me estuviera regañando. Mis lágrimas
comenzaron a salir con más fuerza.
-Eso… no es
cierto… -Murmure mientras mis lágrimas caían en su pecho.
-¡Claro que
sí! ¡Dime! ¡¿Qué pasara con tu familia, con tus amigos, con tu…?! –Hablo
molesto.
-¡No!
–Grite. Se sorprendió un poco –Yo… no ten-tengo nada de eso… -Dije llorando, mi
garganta dolía y seguía teniendo ese extraño sabor a metal en mi boca. Mi
mirada seguía baja, mientras mis lágrimas caían sobre él.
-Entonces…
-Dijo con una voz dulce mientras me abrasaba y ponía mi cabeza en su hombro
–Sobrevive y encuéntralo –Susurro en mi oído. Me sorprendí por eso.
Sin duda un ángel cuyo canto celestial alentó a
mi pobre alma que se encontraba en desesperación era increíble que esas
pequeñas palabras hicieran latir mi corazón de una manera que nunca había
llegado a sentir.
Paso un
bueno rato cuando mis lágrimas se detuvieron y me separe de aquel joven –Yo…
g-gracias –Dije sonrojada mientras limpiaba con mi mano las lágrimas que
quedaban en mis ojos. Aun seguíamos en el suelo del techo del edificio.
-No es nada
–Dijo sonriéndome. Aparte la mirada sonrojada –Dime… ¿Cómo te llamas?
–Pregunto.
-¿He? ¡Ha!
Yuki… Yukino –Dije un poco sonrojada.
-Yuki… es
un lindo nombre –Dijo riendo haciéndome sonrojar –Soy Soma –Agrego extendiendo
su mano hacia mí en señal de saludo.
-U-un
gusto… -Susurre tomando su mano –Usted… -Dije.
-Oh vamos,
yo creo que ya somos amigos, bueno ya he salvado tu vida dos veces –Dijo
mirándome a lo que me sonroje y desvié la mirada.
-Si…
-Susurre un poco melancólica al recordar el porqué de mi decisión.
-Ven –Dijo
levantándose y tendiendo su mano hacia mí. Lo mire dudosa.
-¿A dónde?
–Pregunte. Aún estaba asustada, y si él también quería dañarme.
-A curarte
–Dijo tomando mi mano y levantándome. No soltó mi mano y me guio hacia la
enfermería.
No sabía que era lo que pasaba pero el contacto
con mi salvador era cálido, aunque solo tomara mi mano me hacía sentir en
completa paz y armonía, era como olvidar el total calor del infierno, su tacto
era la brisa más pacifica que jamás hubiera sentido, pero todos los momentos
llegan a su fin…
-Aquí estabas
–Dijo una voz frente a nosotros en medio pasillo. Mi reacción inmediatamente
fue esconderme tras mi salvador deseando que por favor no me abandonara en
estos terribles momentos.
-¿No
deberían estar en clases, chicas? –Pregunto Soma aun sosteniendo mi mano.
-¿Soma?
¿Qué haces con ella? –Pregunto Alicia observándolo muy sorprendida.
-La llevo a
la enfermería –Dijo simplemente. Temblaba no sabía que podía pasar.
-¿Sabes
quién es? –Interrogó Akemi –No deberías ni mirarla, después de lo que le hizo a
Ayame…
-Lo sé muy
bien, márchense ahora –Dijo enojado.
-Tu –Dijo
Akemi enojada también. Se sentía un aura aterradora provenir de Soma ¿Qué
sucedía?
-Akemi,
Alicia vamos –Dijo Mayu caminando pasando a nuestro lado, temblé un poco, pero
suspire aliviada de que nada malo ocurriera.
Alicia se
detuvo junto a nosotros –No sonrías tonta, hasta en el cielo hay demonios
–Siguió caminando.
Observe marcharse a las 3 arpías del
inframundo, pero que había sido eso ¿Una advertencia? Mi corazón seguía
doliendo y mis lágrimas cayeron. Este era el precio por enamorarme de alguien
que no debía, tan grande era que ya no podía ni siquiera dar un paso hacia al
frente, estaba completamente destruida y no habia persona que pudiera llamar
“amigo” para poder desahogarme y contarle todas mis penas… sola ¿Ese era acaso
mi destino?
-¡Yuki! Te
estoy hablando… -Dijo Soma moviendo la mano frente a mis ojos. Por primera vez
note que sus ojos eran hermosos, eran azules como los míos, pero poseían un
misterio eterno. En ese momento me di cuenta que también lo había involucrado
en esto, es que acaso nunca podré hacer bien las cosas.
-Solo…
debiste dejarme ahí –Dije sentándome en el suelo y abrazando mis rodillas
–Ahora…ellas también se desquitaran contigo –solté llorando.
-Vamos no
te deprimas –Dijo tocando mi cabeza.
-¡No!
–Aparte su mano de un manotazo -¡Tú no sabes nada! ¡Nada de nada! –Grite
llorando. Eso pareció molestarlo.
-¡Deja de
dar pena quieres! –Grito molesto, me sorprendí, pero mis lágrimas seguían
cayendo. El seguía de pie se veía imponente frente a una pequeña yo.
-Yo… -Lo
mire con miedo, algo en mi memoria reacciono y me hizo recordar cosas del
pasado que había olvidado. Creo que no pudo darse cuenta.
-¡Bien! ¡Si
tanto lo quieres! –Dijo molesto -¡No debí salvarte! –Habló.
“No debí salvarte” esas palabras resonaban en
mi cabeza una y otra vez. Tal vez la advertencia de Alicia era cierta hasta los
ángeles podían ser demonios, después de todo, los demonios algún día fueron
ángeles o no… Sentía mi pecho contraerse con fuerza, mi respiración era cortada
por algo y mi vista comenzó hacerse borrosa ¿Acaso alguien había escuchado mis
oraciones?
-Perdón…
por nacer… -Susurre cayendo hacia atrás mientras poco a poco, mis fuerzas se
desvanecían y pude escuchar una pequeña voz, pero no entendí que decía, todo se
volvió negro.
____________________________________________________________
No reconocía donde estaba solo sabía, que podía
ver dos sombras sobre mí al parecer hablando, ¿Estaba muerta?
-¿Cómo
está? –Pregunto una voz masculina un tanto preocupada.
-Estará
bien… tuvo un shock… pero sus heridas ¿Cómo se las hizo? Esto no parece ser una
caída, además… su pelo… -Dijo una voz de una mujer amable tocando mi cabeza.
-Dijo que
se cayó –Respondió.
-Caerse,
esto no es una caída, deben hablar con el director y… -Dijo la mujer.
-Mamá…
-Susurre abriendo poco a poco los ojos.
-Tranquila,
estas en la enfermería –Dijo la mujer, ayudando a incorporarme. Me decepcione
un poco, esperaba un poquito que fuera mi madre.
-¿Qué… sucedió?
–Pregunte agarrando mi cabeza.
-Eso
quisiera saber, ¿Dónde has conseguido esas heridas? –Pregunto la mujer poniendo
sus brazos en su cintura.
-Yo… me caí
–Mentí nuevamente mirando mis manos. Me encontraba sobre una cama.
-Se lo dije
–Hablo la voz masculina. No me había dado cuenta de él, lo observe un momento,
me miro y desvié mi mirada al suelo.
-¿Ha pasado
algo entre ustedes? –Me pregunto la mujer. La observe sorprendida.
-N-No… nada
–Dije.
-No tienes
que mentirte, dime si te hace algo –Dijo la mujer jalando la oreja de Soma. Observe
un poco divertida la situación.
-E-estoy…
bien G-gracias –Dije.
-Hum… -Dijo
observándome –Bien, te daré un alta, para que vayas a casa y descanses por una
semana…
-¡¿Una
semana?! –Dije exaltada.
-¿Ocurre
algo? ¿Quieres que llame a tus padres? –Pregunto la mujer anotando algo en una
hoja.
-¡No!... está
bien… -Dije mirando al suelo.
-Bien
jovencito, tienes mi permiso para llevar a tu amiga a su casa, muestra esto al
profesor y ven a recogerla –Dijo la enfermera dándole un papel a Soma, él lo
observo y salió de la enfermería.
-Puedo irme
sola… -Dije.
-Claro que
no jovencita –Dijo la mujer sentándose en una silla, yo estaba al borde de la
cama –Tu cabello era hermoso ¿Qué paso?
Lo observe había
mechones más largas que otros, una sonrisa melancólica se formó en mi rostro –No
a todos les parecía hermoso –Dije.
-¿Te están abusando
verdad? ¿Por qué no hablas con tus padres? Tus lesiones yo puedo dar constancia
de… -Dijo la enfermera.
-No hace
falta… estaré bien –Dije sonriendo levemente. Ella me miro sorprendida.
-¿Por qué? –Pregunto
extrañada.
-Ya está…
vamos Yuki te llevare a casa –Dijo Soma abriendo la puerta. Sonreía a la
enfermera hasta salir por la puerta, que fue cerrada por Soma, él llevaba mis
cosas.
-P-puedo
llevarlas… yo… s-sola –Dije mirando el suelo.
-¿Dónde vives?
–Ignoro, mi petición. Suspire y le indique donde vivía. Caminamos por largos
minutos, que se hacían eternos, no quería estar ahí con él. Quería irme sola,
estar sola como siempre. Sin darme cuenta camine un poco más rápido. Un agarre
en mi antebrazo hizo detenerme y temblar para darme ligeramente la vuelta.
-¿Q-Que
s-s-sucede? –Pregunte nerviosa, tenía miedo.
-Yo… creo…
que antes me pase de la raya… -Dijo mirando el suelo.
-¿hm? –No entendía
de que hablaba.
-Lo que
quiero decir… es que pone de puntas que siempre quieras morir… es estresante –Dijo.
Deje de temblar por alguna razón mi corazón latió, al parecer trataba de disculparse.
-No tienes
que disculparte por nada –Dije tomando su mano, él me miro, sonreí levemente –Todos
me hacen daño, no serás el primero ni el ultimo, así que está bien, no te
sientas mal –Dije sonriéndole.
Algo que jamás pensé que pasaría ocurrió,
estaba encerrada en una cárcel muy cálida, sin ganas de escapar. Estaba atrapada
entre los brazos de mi salvador… ¿Aun me pregunto porque no lo aleje? Hace unas
horas temblaba de miedo y ahora mi corazón tiembla de alegría… ¿Qué era este
sentimiento?